Los árboles no solo son los pulmones de una cuidad, pueblo o nación, son la base de la naturaleza. Estos absorben y retienen al agua de las lluvias y de la niebla y a su vez la redistribuyen a través de sus hojas hacia el aire por la transpiración.
La ausencia de árboles por la tala indiscriminada conlleva, aparte de los desequilibrios climáticos, a la formación de huaycos e inundaciones que generan la aparición de enfermedades diarreicas, infecciones, cólera, dengue, malaria, entre otras.
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